El término dislalia hace referencia a una alteración en el habla. Es la dificultad para producir uno o más sonidos (vocálico y/o consonántico), tanto de forma aislada (fonético) como en palabras (fonológico).
El error se produce de manera constante, independientemente de la modalidad de habla.
Existen otras terminología para denominar este mismo trastorno del habla, tales como: trastorno articulatorio, trastorno fonético o error residual del habla.
Según su criterio etiológico, las dislalias se pueden clasificar en:
La articulación defectuosa es el síntoma fundamental, a través del cual se manifiesta la inmadurez o dificultad funcional que presenta el niño. Su lenguaje estará más o menos afectado según sea el número de fonemas a los que se extienda la dislalia. En general, la palabra es fluida, aunque a veces puede llegar a hacerse ininteligible por las continuas deformaciones articulatorias. La imposibilidad de realizar una pronunciación correcta se manifiesta con errores como:
En general, entre las edades de 4 a 6 años, el niño no se da cuenta de su defecto y cree fundamentalmente que habla bien. Es aproximadamente hacia los 7 años cuando empieza a reconocer su problema por dos vías:
Ante esta situación puede tener varias reacciones, desde sentir frustración, manifestándose en forma de agresividad, hasta retraimiento y timidez, en cuyo caso evitará todos los contactos y posibilidades de relacionarse con los demás, disminuyendo así la confianza en sí mismo y en sus posibilidades de superación.
Cuando el niño en situación escolar presenta este defecto de articulación, supone, por lo general, un hándicap para su integración social en el grupo y para conseguir un rendimiento en proporción a su capacidad, fundamental para la adquisición del lenguaje oral y de la lectoescritura.
La evaluación conlleva el establecimiento de unos objetivos (para qué evaluar), la explicitación de unos contenidos (qué evaluar), la planificación de un procedimiento (cómo evaluar) y la concreción de una persona (destinatario).
Las áreas a evaluar por el logopeda en un niño con dislalia serán:
Los instrumentos para la evaluación logopédica pueden clasificarse en dos grupos: estandarizados (formales) y no estandarizados (no formales).
Resulta crucial conocer, detectar y diagnosticar precozmente las dislalias. Algunos de los indicadores que pueden favorecer este diagnóstico precoz son:
El diagnóstico diferencial entre la dislalia y el resto de trastornos que afectan al habla del niño sigue los criterios de clasificación.
El profesional que debe intervenir en la prevención, evaluación, diagnóstico e intervención en las dislalias es el logopeda. El logopeda brindará asesoramiento personal y pautas de tratamiento indirecto a los entornos y contextos sociales que rodean al niño, es decir, entorno familiar y educativo.
Juan David Morena Blanco
Logopeda Clínica Innovasalud
Somos un Centro Médico especializado en Podología, Fisioterapia, Psicología, Logopedia, Dietética y Nutrición y Psiquiatría en Alcobendas, Madrid.